Correr para ganar y ganar para vender; plin caja, negocio redondo

 Pagar para correr, correr para ganar y ganar para vender. Si ese fue el plan le salió redondo a Antonio Bullrich, ganador  del Distaff con su yegua Hawaiian Love, con loble ii como bien se escribe.


Bullrich se comió de anotarla en la serie de las Estrellas porque parecía que no daba la categoría, pero ella comenzó a crecer competitivamente y pronto se dio cuenta que tenía un diamante en bruto. Pablo Sahagián la pulió. Así como Bullrich la crió en su casa de El Mallín Sahagián fue su orfebre en San Isidro. Ganó tres seguidas y en el Carlos P. Rodríguez confirmaron que tenían una yegua de buena para mejor. Los segundos puestos en la Copa de Plata, el Lerena y el Criadores la convirtieron en un cheque al portador. Sólo había que esperar que abriera el banco para cobrarlo. Su gran éxito estaba maduro. Sólo habría que mover la rama y caería por  su propio peso.

Aquella decisión de no anotar para la serie de la FEAR tenía solución. Se llamaba nueve millones de pesos de penalidad para conseguir un lugar en las gateras. Un mediodía de junio, el pago ya se había concretado. Ya solo quedaba mandar a planchar la chaquetilla del stud Montiel para dársela a Gonçalves. El mejor jockey sobre la mejor yegua. Si hubo viejos cortocircuitos entre Francisco y Pablo, a lo pasado pisado.

Correr para ganar sacarse la foto y vender. Plín caja en menos de dos minutos de carrera. La yegua que adora Verónica Quintana, la mujer Tony  y a la que no le gustaría partir, batió a Violeta M corriendo fuerte en el derecho, cuando Gonçalves le dijo ¡vamos!.

En California quizá haya un box esperándola. En Japón un padrillo tal vez la convierta en madre. En las tierras de Hat Trick, quizá funde una familia.


























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